Sociedad Cooperativa Liberal Mexiquense - Ernesto Valencia
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Discurso del Venerable Maestro

Don Ernesto Valencia Raya.

"Juárez fue una de aquellas almas complejas y ricamente dotadas de la mas alta humanidad, y también el mas popularmente glorioso de los mexicanos porque el, mas que ningún otro, sintió y reflejó el suplicio moral de la Patria; porque el mas que ningún otro creyó en la Patria; porque el mas que ningún otro adivinó. El porvenir de paz y de trabajo de la Patria".

 

BENITO JUAREZ (1806-1872)

 

SENORAS y SENORES:

 

Todavía ayer, el hermano Benito Juárez, dejaba oír su severa y respetable voz en aquellas deliberaciones, encaminadas siempre a procurar el bien de la patria o de la humanidad. Todavía ayer representaba en la República el inmaculado pendón de la libertad, de la perseverancia y de la fe. Ayer todavía buscaba afanoso la pacificación de México, sereno e imposible en el cumplimiento de su deber, sin dejarse influenciar poro nodo, ni de los halagos de los unos ni de los amenazas de los otros.

 

¡y ya no existe!....

 

Este pueblo entristecido, esas paredes enlutadas, aquel modesto catafalco, ese doloroso gemido de inmenso duelo que se escuchó en todos los lugares de la República desde el 19 de julio, son el testimonio más irrecusable de las grandes virtudes del hombre que hemos perdido, nuevo Avax, que incesantemente combatía por la luz.

 

Juárez no se apartó ni un momento de la conducta que se había trazado, y no solamente se hizo grande por sus virtudes propias, sino por las de los hombres eminentes de que se rodeó en todas las vicisitudes de su larga carrera política.

 

El hijo de Guelatao nacía en la época de las grandes agitaciones de la libertad y del nacionalismo. El siglo XVIII había dejado a la humanidad los discursos y los decretos de la revolución francesa, los escritos de Rousseau y de Voltaire y la emancipación titánica de la Nueva Inglaterra. Nuestro siglo positivista no tuvo necesidad de recibir tan gloriosa herencia bajo beneficio de inventario; la admitió tal como vino, porque la estela de luz que habían dejado en su partida los primeros adalides de la democracia, debía prolongarse, como en efecto se prolongó y así fue que en ese oasis de redención

que forman el último tercio del siglo XVIII y la primera mitad del siglo del vapor y del telégrafo, aparecieron hombres que se llamaron Washington, Hidalgo, Sucre, Mazzini, Bolívar, San Martín, O'Higgins, Juárez y Lincoln.

 

Juárez venía desde los tiempos de la dominación española; aunque niño, había contemplado las proezas de los caudillos de la independencia y paulatinamente fue sintiendo en su corazón el deseo

de librar a la patria de las cadenas morales que no habían podido quitarle el venerable cura de Dolores y sus ilustres compañeros Morelos y Guerrero.

 

No necesito decirles que este gran hombre logró o no sus trascendentales propósitos. Los hechos de Juárez son glorias de México y en cada uno de nuestros pechos se conserva entera la memoria

de su vida.

 

Juárez como hombre de ideas liberales, encontró que el liberalismo no atacaba a ninguna religión, sino que declaraba la libertad de cultos: porque, en resumen, comprendió que era necesario garantizar en el mundo la permanencia de las leyes y de las doctrinas, sobre todo, cuando esos símbolos y esas fórmulas conservan la tradición histórica y caracterizan la naturaleza de una institución, velando por la exacta ejecución de las prescripciones constitucionales, así como el patriotismo sin tacha que demostró en todas ocasiones.

 

Fecundos y perennes frutos ha producido el pensamiento liberal, recipiente y celoso guardián de tradiciones intelectuales frente al pensamiento conservador de todas las épocas, ha cobijado a espíritus visionarios, transformadores de su entorno, hombres que ambicionaron llevar a las masas el talento revolucionario por excelencia: LA LIBERTAD

 

La plataforma Juarista retoma el simbolismo del liberalismo, muy interesado en el arte de bien gobernar dentro de los principios básicos de libertad, igualdad y fraternidad en su sentido filosófico

mas amplio, sin embargo, aunque mucho se ha dicho del derecho del hombre y la mujer a vivir su propia vida dentro de un plano de igualdad con sus semejantes, muy poco se ha hecho para ver realizado este sueño del derecho humano.

 

El México de Juárez en su niñez, es el México insurgente de Hidalgo, Morelos y Guerrero; el México de Fray Servando, el Doctor Mora y Gómez Farias, el de su juventud y el de su madurez, el México de

Santa anna y Miramon.

 

Juárez vivió el crecimiento doloroso de una nación que pugna por arrancarse las supervivencias coloniales desenfrenadas que la ahogan, coronadas por un clero ultramontano, desesperado por conservar fueros y privilegios, con una cauda caciquil y militarista que no mira otro interés que no sea el de apoderarse de los raquíticos frutos del erario publico.

 

La historia de nuestro país está plena de paladines que buscaban patentizar en la forma de gobierno los principios libertarios que se han defendido por sistema y convencimiento propio. El gran líder que

surgió entre los liberales a mediados del siglo XIX, fue un indígena Benito Juárez, que llegó a trascender por su integridad y firme lealtad a la democracia. Durante 25 a"'os Juárez fue la figura

central de la política mexicana.

 

Yo lamento que la circunstancia de ser una de los oradores de este aniversario luctuoso de Juárez, me haya puesto en la necesidad de escribir la oración oficial, por decirlo así, de esta ceremonia; y no

lo lamento por otra cosa que por el fundado temor que abrigo de que mi débil palabra no pueda sintetizar con exactitud todo el valimiento del ilustre reformador. No obstante me consuela, la idea, de que ustedes sentirán y pensaran todo lo que yo no pueda decirles.

 

A nombre en particular de la Coalición de colonos y agrupaciones libres de Coacalco Asociación Civil., el Colegio Esotérico Metafísico de Coacalco Asociación Civil., la Cooperativa Liberal Mexiquense, y a

nombre también de todas las autoridades presentes, doy las gracias más expresivas a los ciudadanos que han venido a contribuir con su presencia a la solemnidad de esta reunión. Por medio de la virtud. Y tú, inolvidable hermano, ¡descansa en paz!

 

Tú poseíste la perseverancia de Galileo, la fe de Jerónimo de Praga y la virtud de Sócrates. Naciste pobre de bienes y relativamente pobre moriste también, que es tu mayor elogio.

 

Cuando expiraste, la nación entera, el mundo liberal todo, se cubrió de luto, y delante de tu féretro las pasiones callaron para que se encomiasen exclusivamente la nobleza de tu espíritu y la magnitud de tus hechos. Buen padre, excelente esposo, integérrimo patriota, bien merece tu tumba las guirnaldas y las ofrendas que Mirabo pedía pocas horas antes de morir para entrar en el sueño eterno. Desde el lugar donde tus cenizas reposan, conmoverán perpetuamente el corazón de los mexicanos, del mismo modo que Enselado, sepultado, estremecía las montañas.

 

Sí, has adquirido el derecho de que sobre tu fosa cubierta de bendiciones, no se grabe otro epitafio que el que encierran estas dos palabras inmortales: Benito Juárez.

 

 

 


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